Muchas creaciones culinarias van acompañadas de las miniaturas flores comestibles que aportan un toque divertido y sabroso al plato.
Son pequeñas joyas culinarias que no dejan de ser flores producidas a partir de semillas y cosechadas poco después de haber empezado a germinar, consiguiendo así unas flores en miniatura que se convierten en auténticas cápsulas de sabor, aroma y atributos nutritivos con infinitas cualidades nutricionales.
Podemos encontrar flores comestibles en infinitas propuestas: entrantes, primeros y segundos platos y también en postres, aportando diversidad de colores y sabores a los platos.
Algunos ejemplos son: la flor de begonia roja que aporta sabor a manzana ácida, la flor de caléndula de sabor amargo, la flor de clavel con un sabor neutro ligeramente perfumado. La flor de salvia de sabor y aroma afrutado y dulce o la flor de tagete que aporta un sabor aromático a cítrico y jengibre.
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